Autumn

Ayer me majé un dedo. Y bien majado. Nada hacía presagiar tal acontecimiento. A veces, las pocas, ves venir los accidentes, pero la mayoría no. Fue una tontería. Y vaya si me duele. Ahora mismo está latiendo que da gusto. Espero que el Universo se entere. Ya tengo el cupo de este año.

Hace dos me rompí la rodilla cruzando un paso de peatones. El año pasado fue la nariz la que se rompió, y estuve una temporada viendo el mundo con otros ojos, ya que no podía ponerme las gafas.

La entrada del otoño trae la caída de las hojas, y en mi caso debo ser un árbol caduco, pues todo ha ocurrido en esta época. No me considero  una persona supersticiosa, pero tenía una cosilla en el estómago, un desasosiego, preguntándome si me tocaría este año romperme algo. Pues ya está. Me quedo tranquila.

El fantasma pasó por mi lado y sólo me rozó un dedo. El dedo corazón. El de la mano izquierda. Todo un simbolismo si lo quiero interpretar así.

Me lloran los ojos

Me lloran los ojos.

Lágrimas de impotencia, de dolor, de tristeza.Es como una fuente a la que no se le agotara el agua.

Empiezan de repente a brotar y no sé cómo pararlas.

Me agobia, me ahogo, me agoto.

A veces empiezan a caer sin más, rodando silenciosas por mis mejillas.Otras, son lagrimones gordos y calientes que caen en mi regazo.

Las veo caer, impotente. Me pregunto por qué y no encuentro respuesta.

Me siguen a todas partes. Me levanto, voy a otra habitación, camino un rato y siguen ahí.

He descubierto que son algo tímidas y me aprovecho de ello.No les gusta estar en público, que me distraiga con otras cosas y son tremendamente egoístas, pues cuando aparecen quieren que toda mi energía esté con ellas.

Tengo suerte de tenerte a ti

que me quieres, que me escuchas, que me preparas una infusión, que me das un masaje, que me acompañas, que me haces reír, que me cuentas una historia, que me cuentas un chiste, que rezas por mi, que me cuidas, que estás ahí.

Gracias.