lunes, 20 de septiembre de 2010

piedras

¿Cómo puedo tropezar de nuevo en la misma piedra? ¿No decían que eran tres las veces? Pues a mi ya se me ha pasado el cupo. Todos los sinónimos de tonta los escribiría aquí, uno por uno, así los sacaría de mi mente. Respiro hondo. ¿Por qué lo he hecho? ¿Acaso para castigarme un poco más? Por un instante pensé ... tantas cosas. Venga, otro latigazo más, que te duela, te lo mereces, por boba, por ingenua, por ilusa, por idiota...PUES NO!! No me lo merezco. Ya está bien de autocastigarme. No sé si no lo intento lo suficiente , aunque creo que sí. ¿Y entonces? Del miedo, ansiedad y terror he pasado a hacer una llamada que no iba a hacer. La respuesta estaba envenedada.¿Dónde está la ira, la rabia, la furia? ¡Ah! La culpa aparece y la vergüenza, la confusión, la amnesia. Tropiezas con una piedra y casi te caes y resulta que el hueco que está debajo de la piedra no es un hueco, está lleno de más piedras, adormecidas, olvidadas, que se despiertan y te ahogan con su pestilente olor. Huyo aterrada por despertar fantasmas dormidos, no quiero que me persigan, que me rastreen y me encuentren de nuevo. Y ahí está mi error. Tengo que despertarlos a todos, dejar que me alcancen y enfrentarme a ellos. Siento que me ahogo. Respiro hondo. Estoy escondida.

lunes, 13 de septiembre de 2010

uñas azules

Me pinté las uñas. Primero 10. Las de las manos. Esmalte de uñas azul eléctrico según Maybelline, la marca. Así estuve unos cuantos días. Después me pinté las otras diez, las de los pies. Ahora tengo 20 uñas azules.Las miro y sé que estoy viva, que sigo aquí. Me da igual que gusten o que no.Que estén de moda o no. A mí me gustan. Quizás luego use el quitaesmalte. Éso puedo controlarlo. Una minúscula fracción del universo.
La cola de la depresión me ha dado unos cuantos latigazos últimamente. Rápidos, certeros, dolorosos, imprevistos. Y yo que creía que estaba llegando a la meta. ¡Qué tonta! Este camino largo, tortuoso y enrevesado, lleno de bifurcaciones y laberintos aún no ha acabado. Soy yo la que tengo que salir. Ya lo sé. Estoy triste. La tristeza burbujea como agua ponzoñosa dentro de mi. Tapo el caldero con todas mis fuerzas. Que no salga. No quiero intoxicar a las personas que están a mi alrededor. De todas formas, da igual, porque he descubierto que soy invisible la mayor parte del tiempo y la otra, buena actriz.