lunes, 15 de marzo de 2010

lo que no se dice no existe

¿Por qué me empeño una y otra vez en dar por hecho que los demás pueden leerme la mente? ¿Qué mecanismo tengo que desactivar para que no ocurra?
Pienso cosas como "ya le he repetido ésto muchas veces, debería saber cómo hacerlo, o cómo reaccionar o qué decir en este momento concreto"

Pero no, no pasa.

Puedo repetir una conducta, que ha tenido una respuesta adecuada en una o varias ocasiones y ya doy por sentado que esa persona reaccionará de la misma forma la siguiente vez. Y no. No sucede.
Y me sorprendo e incluso me molesta.
Y no tengo motivos para hacerlo porque las personas no actúan como yo quisiera que actuaran.
Tienen vida propia y no son adivinos. Lo que no se dice no existe. Sólo está en mi mente.

Y lo mismo sucede con los demás. Debería poder leer la mente de mis personas queridas y complacer sus deseos y necesidades y resulta que yo tampoco soy adivina. Ni bruja ni hada madrina.

Si no me dices qué te molesta o por qué estas triste o nerviosa o necesitando una determinada reacción por mi parte, no lo sabré y tú te quedarás no sólo con esa emoción que ya sentías sino con la frustración añadida de no sentirte comprendida. Y yo no me daré cuenta de lo que necesitas y me sentiré impotente.

Dos personas frustradas porque no se ha dicho esa frase mágica que abre la puerta a la oportunidad de que te ayuden.