Llega un momento en el que tenemos que dejar ir, una relación, una persona, un recuerdo. Al menos para mi. Quizás sea porque no quiero pasarme la vida amargada, porque quiero quedarme con lo bueno que hemos compartido. Cuando una relación deja de aportarte cosas positivas y pasa a ser una carga, debemos dejarla partir. Y no sólo me refiero a una relación amorosa, lo mismo sucede con un amigo, con un familiar o con alguien con el que compartes parte de tu tiempo, tu vida. No me puedo permitir el lujo de cargar con esas personas. Lo veré como una lección, hay cosas que no queremos que suceden, pero que hay que aceptar, cosas que no queremos saber, pero que hay que aprender y personas sin las que no podemos vivir pero a las que hay que dejar.
Muchas veces no hay que dejarlas ir. Se han ido ya. Otra cosa es que no lo aceptemos o que permanezca el recuerdo.
ResponderEliminaraprenderé a encontrar esa conexión que me mantiene unida, aún si yo saberlo, aprenderé a borrar el rastro.Lo pasado, pasado está.
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